Uniendo esfuerzos: Colaboración médica en la prevención del suicidio
El suicidio es un problema de salud pública importante, por lo que la OMS estableció desde el 2003, el 10 de septiembre como el “Día Mundial para la Prevención del Suicidio”, este tema está rodeado de estigmas, mitos y tabúes. Cada año, más de 703.000 personas se quitan la vida tras numerosos intentos de suicidio, lo que corresponde a 1 muerte cada 40 segundos. El centrarse en la prevención es importante, el promover la toma de conciencia y ofrecer esperanza, acercarse a las personas por su salud mental y su bienestar podría salvarles la vida. La conducta suicida es un fenómeno multicausal y complejo que ha estado presente en todas las épocas históricas y sociedades, se manifiesta por una variedad de comportamientos que va desde la ideación en sus diferentes expresiones, pasando por amenazas, gestos e intentos, hasta el suicidio propiamente dicho, por lo que la presencia de cualquiera de estos indicadores debe considerarse como un signo de riesgo.
Datos clave
- Alrededor del 79% de los suicidios en la región ocurren en hombres, siendo 3 veces superior a comparación de las mujeres.
- El suicidio es la tercera causa de muerte entre los jóvenes de 20 a 24 años en las Américas.
- Por cada suicidio consumado hay al menos 20 intentos de suicidio no letales.
- Las personas de 45 a 59 años tienen la tasa de suicidio más alta.
La asfixia, las armas de fuego, la intoxicación con drogas, alcohol y el envenenamiento con plaguicidas y productos químicos son los cuatro métodos más utilizados para el suicidio, que representan el 91%. El abordar la complejidad de las conductas suicidas comienza por identificar los factores de riesgo y de protección, donde los factores clave abarcan desde los sistemas sanitarios y la sociedad, entre ellos se encuentran las barreras de acceso a la atención de salud, catástrofes, guerras, conflictos, los intentos de suicidio anteriores, padecer una enfermedad mental o crónica sobre todo si provoca dolor, consumo de sustancias, pertenecer a grupos de alta vulnerabilidad (LGBT, VIH, antecedentes de abuso, menores de edad solos, etc), estos factores suelen actuar de forma acumulativa para aumentar la vulnerabilidad a la conducta suicida, estas conductas han sido relacionadas con hallazgos bioquímicos también como: excesiva actividad del sistema noradrenérgico, hiperactividad del eje hipotálamo hipofiso-suprarrenal, así como datos recientes muestran como los porcentajes reducidos de ácido docosahexaenoico y bajas proporciones de Omega -3 son predictores de riesgo entre pacientes deprimidos y se ha comprobado a través de estudios familiares, gemelares y de adopción la influencia de la herencia poligénica, mostrando que el riesgo es más elevado en los individuos con antecedentes familiares de suicidio, afirmando que la tendencia se asocia a una zona del cromosoma 2. De igual forma dentro de los aspectos más destacados de la psicodinámia se encuentran: venganza, poder, castigo, reparación, sacrificio, restitución, evasión, rescate, renacimiento, reunión con los muertos, vida nueva.
Aunque la relación entre el suicidio y los trastornos mentales está bien establecida, muchos suicidios también pueden producirse de forma impulsiva en momentos de crisis; por lo que algunos factores de protección que se han visto que son las relaciones personales sólidas, creencias religiosas o espirituales, estrategias de afrontamiento y prácticas de bienestar positivas. La prevención del suicidio no se ha abordado adecuadamente en muchos, lo que impide que la gente busque ayuda, haciendo un subregistro y clasificación errónea, debido a su sensibilidad y a su ilegalidad en algunos países. Existe un aumento significativo del reporte de casos a través del tiempo; en México en 2021 se observaron 8,447 suicidios consumados, 1,224 más que en 2019 de acuerdo a datos proporcionados por el INEGI. La ocurrencia más alta fue en jóvenes de 18 a 29 años y más frecuente en hombres que mujeres, chihuahua fue el estado con mayor cantidad de suicidios mientras que Guerrero reporta la más baja del país. Debido a que la ideación suicida se presenta cada vez más en personas jóvenes, es muy importante desarrollar en los niños y adolescentes aptitudes socioemocionales, habilidades de afrontamiento de problemas y comunicación con las personas que pueden proporcionar ayuda cuando lo requieran, detectar a tiempo, evaluar y tratar a las personas que muestren conductas y hacerles un seguimiento adecuado. Está bien hablar del suicidio, el hablar no provoca el acto ya que los suicidios son prevenibles.
Los adolescentes en riesgo de suicidio pueden sufrir vulnerabilidad psicológica, esto no quiere decir que la existencia de alguno de los factores determine un suicidio, pero son elementos a tener en cuenta. Entre los más comunes están los problemas familiares como situaciones de violencia, abuso sexual, problemas en la escuela como rechazo, bullying o acoso escolar, también pueden ser dificultades en torno a la identificación sexual y el temor a la reacción de la familia. Existen algunos síntomas a los que es importante prestar atención, como la falta de ganas, desinterés, tristeza y soledad que pueden estar asociados a una depresión, aunque en otros casos, los adolescentes manifiestan la depresión a través de un alto grado de excitabilidad. Se ha visto que la mayoría de las personas que intenta suicidarse es ambivalente y no busca exclusivamente la muerte, se supone que el suicida no quiere fallecer, sino que desea dejar de sufrir, esto se complementa con la idea de que los niños de entre 8 y 11 años no tienen noción de que la muerte es para siempre y muchos adolescentes tampoco, por lo que pueden llegar a pensar que cuando estén muertos, las personas que los hicieron sufrir recapacitarán y dejarán de provocarles dolor cuando resuciten.
Suicidio asistido y eutanasia
Tienen la misma finalidad: causar la muerte del paciente o individuo, ambos mecanismos están vinculados al derecho de una muerte digna, donde las personas con enfermedades irreversibles, que se encuentran en fase terminal y con padecimientos insoportables puedan decidir en qué momento acabar con vida, la diferencia entre ambos términos radica en quién causa la muerte de la persona, por ejemplo en el suicidio asistido, el médico, proporciona al paciente dosis letales de un medicamento, vía de administración y otros consejos, por lo que puede ser el propio paciente quien termina con su vida, en la eutanasia es el médico quien causa la muerte, englobando todas aquellas técnicas médicas que se aplican de forma voluntaria y consensuada para acelerar la muerte de una persona con una enfermedad incurable o terminal, siempre y cuando este lo haya solicitado de forma legal. Algunos de los países donde el suicidio asistido es legal son: Austria, Bélgica, Canadá, España, Luxemburgo, Nueva Zelanda, Países bajos, Suiza, entre otros.
El suicidio es una de las conductas humanas que produce mayor atención, especialmente en psiquiatras y psicólogos, dado que con cierta frecuencia representa el fracaso del tratamiento. Se sabe que más de la mitad de los suicidas consultan con el médico en el mes previo a su muerte y más de un tercio con un servicio de salud mental en el año anterior. La multicausalidad del acto sugiere que las estrategias de prevención deben ser también múltiples y aplicarse en conjunto, el enfoque de la prevención a nivel individual debe enfatizar el diagnóstico, tratamiento y seguimiento de un trastorno mental (depresión, esquizofrenia, drogodependencia, estrés, etc.), ya que el reconocimiento y la intervención precoz es la forma más eficaz de prevenir el suicidio y la conducta suicida.