Abordando la malaria: desafíos y oportunidades en la salud global
El paludismo es una enfermedad potencialmente mortal infecciosa producida por un protozoo del género plasmodium que se transmite a través del mosquito anopheles, por medio de la picadura de hembras infectadas, donde las transfusiones de sangre, agujas contaminadas o por vía transplacentaria al feto, pueden transmitirlo, esto sobre todo en países tropicales, siendo una enfermedad prevenible y curable. Dentro de los grupos que tienen más riesgo de sufrir una infección grave están: lactantes, <5 años, embarazadas, viajeros, personas con VIH o sida. De no tratarse, el paludismo por P. falciparum puede causar la muerte en 24 horas. Hay cinco especies de parásitos del género Plasmodium que causan paludismo, de ellas, las que encierran mayor peligro son dos: P. falciparum y P. vivax P. falciparum es el más mortífero y también el más prevalente en el continente africano, mientras que en la mayoría de los países fuera del África subsahariana el parásito predominante es P. vivax. Las otras especies que pueden infectar a los humanos son P. malariae, P. ovale y P. knowlesi.
Síntomas
El periodo de incubación oscila entre 10 y 14 días en la mayoría de los casos, aunque según la especie, por ejemplo, P. Malarie puede llegar a 40 días. Los primeros síntomas son inespecíficos y similares a cualquier infección sistémica viral, posteriormente se presenta la crisis palúdica con un cuadro de fiebre elevada (>39ºC) acompañada de cefalea, escalofríos, sudoración, mialgias y/o artralgias. En niños con frecuencia aparece dolor abdominal, náuseas y vómitos. Aunque se debe sospechar malaria en todo niño con fiebre, el cual sea residente o procedente de un país endémico, dado el carácter inespecífico de la clínica. En la exploración física es frecuente encontrar palidez de piel y mucosas, esplenomegalia y en ocasiones hepatomegalia. Los primeros síntomas pueden ser leves, especialmente si la persona no ha sufrido antes la infección.
Los síntomas graves incluyen:
- Cansancio y fatiga extremos
- Deterioro del estado de conciencia
- Convulsiones
- Dificultad para respirar
- Orina de un color oscuro o con sangre
- Coloración amarillenta de los ojos y la piel
- Hemorragias anormales
Prevención
Se puede reducir el riesgo realizando las siguientes medidas:
- Usar mosquiteros cuando duerma en lugares donde el paludismo está presente.
- Usar repelente de mosquitos (que contenga DEET, IR3535 o Icaridina) después del anochecer.
- Utilizar serpentín fumigante y vaporizadores.
- Vista indumentaria de protección.
Quimioprofilaxis
Las personas que viajen a zonas en las que el paludismo es endémico, deben consultar a su médico varias semanas antes de partir. El profesional médico determinará qué medicamentos profilácticos son apropiados para el país de destino, en algunos casos, es preciso empezar a tomarlos entre dos y tres semanas antes de partir y su administración debe continuar durante cuatro semanas después de la última exposición posible a la infección, ya que a lo largo de ese período todavía pueden salir parásitos del hígado.
Vacuna
Desde octubre de 2021, la OMS recomienda un amplio uso de la vacuna antipalúdica RTS, S/AS01 en niños que viven en regiones con transmisión de paludismo por P. falciparum de moderada a alta. Está demostrado que la vacuna reduce significativamente la incidencia del paludismo y la forma grave y mortal en los niños pequeños. La organización recomendó oficialmente la vacuna R21/Matrix-M, la segunda vacuna contra la malaria en dos años, después de la vacuna RTS, S/AS01, esta nueva vacuna de Oxford, no sólo es eficaz para la prevención de la malaria en los niños, sino que también es más fácil de fabricar y tiene un precio más bajo, por lo que ayudará a proteger a un mayor número de países africanos.
Diagnóstico
Desde el punto de vista del diagnóstico clínico, ante todo síndrome febril en niño con antecedentes de viaje a zona endémica, hay que sospechar malaria mientras no se demuestre lo contrario. El diagnóstico en el laboratorio pretende demostrar la presencia del parásito en sangre, donde se utilizan las siguientes técnicas:
- Microscopía o visualización directa del parásito: puede ser negativo por secuestro de hematíes parasitados y su negatividad no descarta el diagnóstico, por lo que se recomienda repetir y hacerlo en el momento del pico febril. La sensibilidad (normalmente >80%) depende de la calidad del microscopio y la experiencia del personal de laboratorio, sobre todo en bajas parasitemias.
- Gota gruesa: Expresa el porcentaje de los eritrocitos parasitados. No identifica la especie. Útil en el seguimiento de la respuesta terapéutica.
- Frotis o extensión fina: expresa los parásitos por microlitro de sangre hemolizada. Útil en la identificación de la especie y el seguimiento.
Tratamiento
Para prevenir y tratar el paludismo se emplean múltiples medicamentos, se elegirán uno o más en función de:
- El tipo de paludismo.
- Si un parásito del paludismo es resistente a un medicamento.
- El peso o la edad de la persona infectada.
- Si la persona está embarazada.
Estos son los medicamentos más comunes contra el paludismo:
- La politerapia con artemisinina, como la combinación artemetero-lumefantrina o artesunato-mefloquina, suelen ser el tratamiento más eficaz
- La cloroquina está recomendada para tratar la infección por el parásito P. vivax solo en lugares donde todavía sea sensible a este medicamento.
- La primaquina debe agregarse al tratamiento principal para prevenir recaídas de la infección por los parásitos P. vivax y P. ovale, otros: Sulfato de quinina con doxicilina; atovacuona-proguanil.