Rabia: Más allá del mito, una realidad prevenible
Datos y cifras
- La rabia es una enfermedad vírica prevenible mediante vacunación que afecta a más de 150 países y territorios, donde el 40% son niños menores de 15 años.
- En la gran mayoría de las muertes, el canino es la fuente de infección, por eso, se puede prevenir vacunando a los caninos y evitando sus mordeduras.
- Si se cree que se ha recibido una mordedura de un animal rabioso, se deben aplicar medidas profilácticas posteriores a la exposición: lavar de inmediato la herida con agua y jabón durante 15 minutos, poner una serie de vacunaciones antirrábicas y administrar anticuerpos monoclonales o inmunoglobulinas antirrábicas en caso de ser necesario.
Panorama general
La rabia es una virosis zoonótica que afecta al sistema nervioso y una vez que aparecen los síntomas clínicos, es mortal en prácticamente todos los casos. La vía de propagación a personas y animales es la saliva, con la que se entra en contacto a través de mordeduras, arañazos o el contacto directo con las mucosas (de los ojos, boca o heridas abiertas), los niños de 5 a 14 años son víctimas frecuentes y más del 95% de las muertes humanas se registran en Asia o en África. No obstante, pocas veces se notifican los casos y se sabe que los datos oficiales no reflejan las cifras de mortalidad estimadas. La vacunación de los caninos, incluidos sus cachorros, es la estrategia más rentable para prevenir la enfermedad en el ser humano, porque se interviene en la fuente de infección y se evita además la necesidad de administrar profilaxis postexposición.
¿Quién debe recibir la vacuna contra la rabia y cuándo?
- Se les debe ofrecer la vacuna contra la rabia a las personas que están en alto riesgo de exposición, como veterinarios, personas que trabajan con animales, así como exploradores de cuevas, entre otros.
- Personas que viajan internacionalmente y que tienen probabilidades de tener contacto con animales en partes del mundo en donde la rabia es común.
- El programa de pre-exposición para la vacunación contra la rabia es de 3 dosis, administradas de la siguiente manera: dosis 1: según sea apropiado, dosis 2: 7 días después de la dosis 1 y dosis 3: 21 días o 28 días después de la dosis 1.
- Para los trabajadores que puedan estar expuestos repetidamente al virus, se recomienda realizar pruebas periódicas de inmunidad y las dosis de refuerzo se administrarán según sea necesario.
- Cualquier persona que haya sido mordida por un animal o que haya sido expuesta de otra manera a la rabia.
- Una persona que está expuesta y nunca ha sido vacunada debe recibir 4 dosis, una dosis de inmediato y dosis adicionales los días 3, 7 y 14. Ellos también deben recibir inmunoglobulina antirrábica al mismo tiempo que la primera dosis.
- Una persona que ha sido vacunada anteriormente debe recibir 2 dosis, una de inmediato y otra el 3er. Día, la inmunoglobulina antirrábica no es necesaria.
Síntomas
El periodo de incubación de la rabia suele ser de 2 a 3 meses, pero puede oscilar entre una semana y un año, dependiendo de factores como: el lugar por donde entra el virus y de su concentración. Los primeros signos son comunes a otras afecciones como: fiebre, vómito, agitación, confusión, dificultad para tragar, salivación excesiva, alucinaciones, parálisis parcial, dolor, parestesias, picor o quemazón en la herida. A medida que el virus se desplaza al sistema nervioso central, aparece una inflamación progresiva del cerebro y la médula espinal que acaba produciendo la muerte. La enfermedad puede adoptar dos formas:
- En la primera, la rabia furiosa (encefálica), los enfermos presentan signos de hiperactividad, excitación, alucinaciones, falta de coordinación, hidrofobia y aerofobia, así como la muerte se produce a los pocos días por paro cardiorrespiratorio.
- La segunda forma es la rabia paralítica, que representa aproximadamente el 20% del número total de casos humanos y tiene una evolución menos grave y, por lo general, más prolongada. Los músculos se van paralizando gradualmente, empezando por los más cercanos a la herida, la persona va entrando en coma lentamente y acaba falleciendo. A menudo, no se diagnostica correctamente, lo cual contribuye a la subnotificación de la enfermedad.
Diagnóstico
El diagnóstico inicial se basa en dos escenarios: la presencia y registro de síntomas y signos más frecuentes y la información derivada de la investigación epidemiológica para identificar al animal agresor y dar seguimiento clínico. El diagnostico postmortem se realiza con la observación en tejido de los cuerpos o corpúsculos de Negri, los cuales son acumulaciones intracelulares del virus, sin embargo, en la actualidad se emplean pruebas que permiten aislar el virus o genoma en saliva, esputo, exudado traqueal, nasal, orina y/o LCR. En pruebas indirectas, se busca el antígeno mediante inmunofluorescencia en epitelio corneal y piel cercana a la herida o sitio de inoculación, se ha visto que el PCR, tiene alta sensibilidad y especificidad en biopsias de folículos pilosos de nuca y saliva, pero bajo en LCR. Las herramientas diagnósticas actuales no permiten detectar la rabia antes del inicio de la fase clínica, a menos que haya signos específicos de hidrofobia o aerofobia o indicios de contacto posible o confirmado con un animal rabioso.
Transmisión
En las Américas, los murciélagos que comen sangre son la principal fuente de infección en los casos mortales de rabia, puesto que la transmisión al ser humano por mordedura de caninos rabiosos se ha interrumpido en gran medida. Las defunciones de seres humanos por rabia contraída por contacto con zorros, mapaches, mofetas, chacales, mangostas y otros huéspedes carnívoros salvajes infectados son muy raros, y no hay casos conocidos de transmisión a través de mordeduras de roedores. También se puede contraer la enfermedad por trasplante de órganos infectados o inhalación de aerosoles que contengan el virus, aunque se dan muy pocos casos. En condiciones naturales, el virus está presente en las glándulas salivales de un alto porcentaje de los animales que presentan la enfermedad, en los caninos la saliva será infectante generalmente a partir de los 2 o 5 días antes de la presentación de los signos. El virus no puede atravesar la piel que está intacta a menos que existan heridas y ahí se deposite la saliva infectante, en la transmisión también hay que tomar en cuenta que no todos los animales infectados eliminan el virus en la saliva, se ha visto que solamente el 20% de los humanos que reciben mordeduras de animales infectados, desarrollan la enfermedad. Se ha demostrada experimentalmente que ratas alimentadas con material infectante o inoculadas por vía conjuntival, intranasal o subcutánea, pueden permanecer aparentemente sanas, pero al hacer biopsias de sus glándulas salivales se observa el virus.
Profilaxis postexposición
Este se administra urgentemente tras una mordedura a fin de impedir que el virus entre en el sistema nervioso central. Esta profilaxis consiste en:
- La limpieza a fondo con agua y jabón durante al menos 15 minutos y el tratamiento local de la herida tan pronto como sea posible después de la sospecha de exposición.
- Aplicación de una vacuna antirrábica y/o administración de inmunoglobulina antirrábica o de anticuerpos monoclonales en la herida, si está indicada.