Un latido de esperanza: el poder transformador de la donación de órganos
La donación de órganos es un acto altruista con el cual se puede ayudar a mejorar la calidad de vida de personas que presentan insuficiencia de algún órgano o tejido. Ante la escasez de órganos y tejidos para trasplante, es necesario implementar estrategias que fomenten la cultura de la donación. Por lo tanto, educar sobre el proceso de donación es un importante factor que influye positivamente en esta cultura.
La Ley General de Salud en su título décimo cuarto sobre donación, trasplantes y pérdida de la vida establece diversos puntos a tener en cuenta durante un proceso de donación y trasplante.
- Cuando una persona fallece por paro cardiorrespiratorio, únicamente podrá donar tejidos como hueso, piel, córneas, tendones, cartílago y vasos sanguíneos.
- Si fallece por muerte encefálica, podrá además donar órganos como corazón, pulmón, hígado, riñones, páncreas.
Respecto a la edad para ser donador, no existe límite siempre y cuando los órganos y tejidos se encuentren sanos. Hay que recordar que los menores de edad no pueden donar en vida excepto cuando se trate de médula ósea, para lo cual se requiere el consentimiento expreso de los padres o representantes legales.
Muerte encefálica
La muerte encefálica se define como el cese irreversible de las funciones corticales cerebrales y del tronco encefálico. El artículo 344 de la Ley General de Salud especifica que la muerte encefálica ocurre cuando se presentan los siguientes signos: pérdida permanente e irreversible de conciencia, de respuesta a estímulos sensoriales, ausencia de automatismo respiratorio y evidencia de daño irreversible del tallo cerebral. Se deberá descartar que dichos signos sean producto de intoxicación aguda por narcóticos, sedantes, barbitúricos o sustancias neurotrópicas. La exploración neurológica continúa siendo el estándar para la determinación de la muerte encefálica, donde la exploración de los reflejos de tallo cerebral requiere la evaluación de vías reflejas del mesencéfalo, puente y bulbo raquídeo.
Estado de coma
Debe ser evaluado al documentar la ausencia de respuestas motoras a estímulos dolorosos como la presión del nervio supraorbitario, de la articulación temporomandibular o del lecho ungueal. Si los reflejos de tallo cerebral están ausentes, la exploración debe documentar pupilas midriáticas (4-6 mm) sin respuesta al estímulo luminoso. No debe haber presencia de movimientos oculocefálicos provocados por el giro rápido de la cabeza, lo cual puede ser confirmado por pruebas de estimulación calórica; el tímpano debe ser irrigado con agua fría y no debe haber desviación tónica hacia el estímulo frío. El médico debe evaluar el reflejo corneal ausente tocando el borde de la córnea con un aplicador estéril para producir un estímulo adecuado.
Por último, el reflejo tusígeno es idealmente explorado con la succión bronquial; mover el tubo endotraqueal hacia adelante y atrás puede no ser un estímulo adecuado. Deben realizarse estudios confirmatorios que corroboren el diagnóstico de muerte encefálica, entre ellos encontramos el electroencefalograma, el ultrasonido Doppler transcraneal, la tomografía computarizada y la angiografía cerebral.
La Ley General de Salud en su artículo 344 recomienda el uso del electroencefalograma que demuestre ausencia total de actividad eléctrica cerebral o de la angiografía cerebral que demuestre ausencia de circulación cerebral. El tratamiento del paciente como donador debe iniciar inmediatamente después de que ocurra la muerte encefálica. Los objetivos hemodinámicos son mantener la normovolemia, la presión arterial y optimizar el gasto cardiaco.
Diversos estudios realizados muestran que, entre 1-4% de los pacientes que fallecen en un hospital, lo hacen en situación de muerte encefálica, así pues, el número de pacientes que fallecen por muerte encefálica y que llegan a ser donantes reales se sitúa alrededor de 0.5-2% del total de las muertes hospitalarias.
Manifestaciones clínicas de muerte encefálica
- Pérdida permanente e irreversible de la consciencia.
- Ausencia de respuestas motoras a estímulos dolorosos.
- Ausencia de automatismo respiratorio.
- Daño irreversible al tallo cerebral.
- Midriasis sin respuesta a estimulo luminoso
- Ausencia de reflejo oculocefálico
- Ausencia de reflejo corneal
- Ausencia de reflejo tusígeno
Contraindicaciones para la donación de órganos y tejidos
Absolutas | Relativas |
Positividad o factores de riesgo de VIH | Edad |
Neoplasia maligna actual o reciente | Desconocimiento de antecedentes personales Isquemia fría prolongada |
Hipertensión severa con afectación visceral Sepsis con fallo hemodinámico |
Hipertensión arterial moderada Positividad a VHC y VHB |