Nutrición y cáncer colorrectal: lo que debe saber
El cáncer colorrectal es el tercer tipo de cáncer más frecuente en la patología oncológica y el más común del tracto gastrointestinal, representando el 13% de todos los tumores malignos. Es una enfermedad prevalente en personas de 65 a 74 años, con mayor prevalencia en mujeres. Sin embargo, esta patología se diagnostica con mayor frecuencia en pacientes más jóvenes, debido a factores de riesgo como obesidad, sedentarismo, malos hábitos alimentarios, tabaquismo y el envejecimiento progresivo de la población. Se ha observado un cambio gradual hacia los cánceres de colon del lado derecho o proximal tanto en los Estados Unidos como internacionalmente, este cambio en la distribución anatómica puede estar relacionado, en parte, con las mejoras en el diagnóstico y el tratamiento, y con el aumento de las pruebas de detección con la extirpación de pólipos adenomatosos en el colon distal. La colonoscopia es más eficaz para prevenir los CCR del lado izquierdo que los del lado derecho, lo que también podría contribuir a un cambio en la distribución de los cánceres de colon.
Factores de riesgo
- Dentro de los factores no modificables se encuentran: síndromes hereditarios de CCR: varios trastornos genéticos específicos, la mayoría de los cuales se heredan de forma autosómica dominante, están asociados con un riesgo muy alto de desarrollar cáncer de colon, como la poliposis adenomatosa familiar y el síndrome de Lynch, siendo los más comunes de los síndromes de cáncer de colon familiar, pero juntas estas dos afecciones representan solo el 5% de los casos de CCR.
- Antecedentes personales o familiares de CCR esporádicos o pólipos adenomatosos: Una historia personal de pólipos adenomatosos grandes (> 1 cm) y pólipos con histología vellosa o tubulovellosa o con displasia de alto grado también aumenta el riesgo de CCR, particularmente si es múltiple.
- Enfermedad inflamatoria intestinal: Existe una asociación bien documentada entre la colitis ulcerosa crónica y la neoplasia colónica, siendo la extensión, duración y actividad los principales determinantes. El aumento del riesgo comienza aproximadamente de 8 a 10 años después del diagnóstico inicial de pancolitis y de 15 a 20 años para la colitis limitada al colon izquierdo.
- Edad: la incidencia creciente del CCR de inicio temprano, particularmente entre aquellos en el grupo de edad de 40 a 49 años, ha llevado a que al menos dos grupos reduzcan la edad recomendada para la primera prueba de detección siendo ahora a partir de los 45 años. Raza y género: los afroamericanos tienen las tasas más altas de todos los grupos étnicos.
Manifestaciones clínicas
Los pacientes con CCR puede presentar una amplia variedad de manifestaciones clínicas que van desde individuos asintomáticos descubiertos mediante exámenes de rutina, pacientes con síntomas o signos sospechosos y también pacientes que se presentan en la admisión de emergencia con obstrucción intestinal, perforación o, en raras ocasiones, hemorragia gastrointestinal aguda. No hay síntomas en la mayoría de los pacientes en etapa temprana. Los síntomas/signos típicos asociados incluyen:
- Hematoquecia o melena.
- Dolor abdominal.
- Anemia por deficiencia de hierro inexplicable.
- Cambio en los hábitos intestinales.
El CCR puede propagarse por diseminación linfática y hematógena, así como por vías contiguas y transperitoneales. Los sitios metastásicos más comunes son los ganglios linfáticos regionales, el hígado, los pulmones y el peritoneo. La presencia de dolor en el hipocondrio derecho, distensión abdominal, saciedad precoz, adenopatía supraclavicular o nódulos periumbilicales suele indicar enfermedad avanzada, a menudo metastásica. Debido a que el drenaje venoso del tracto intestinal se realiza a través del sistema porta, el primer sitio de diseminación hematógena suele ser el hígado, seguido de los pulmones, los huesos y muchos otros sitios, incluido el cerebro
Pruebas diagnóstico
- Pruebas para detectar sangre en las heces fecales: prueba de sangre oculta en las heces fecales o prueba inmunoquímica fecal, requieren obtener de 1 a 3 muestras de materia fecal de una evacuación.
- Análisis de sangre: Hemograma completo, donde algunas personas con este tipo de cáncer se vuelven anémicas porque el tumor ha sangrado durante mucho tiempo, enzimas hepáticas: para verificar su función hepática debido a que puede propagarse hacia el hígado.
- Marcadores de tumores: El más común es el antígeno carcinoembrionario (CEA), pero no pueden usarse sólo para detectar o diagnosticar el cáncer.
- Colonoscopia: es realizada debido a que una persona sí presenta síntomas, o porque se encontró alguna anormalidad en algún otro tipo de prueba de detección que se haya hecho. TAC: ayuda a determinar si el cáncer se ha propagado a los ganglios linfáticos cercanos o al hígado, pulmones o a otros órganos.
- Biopsia: Por lo general, si durante cualquier prueba diagnóstica o de detección se sospecha la presencia de un cáncer colorrectal, se realiza una biopsia durante la colonoscopia. Pruebas de laboratorio de las muestras de biopsia: si el cáncer está avanzado, es probable que se analicen las células cancerosas en busca de cambios genéticos y proteicos específicos que podrían ayudar a determinar si la terapia dirigida de medicamentos se incluye entre las opciones de tratamiento. Dentro de ellos los genes KRAS, NRAS, y BRAF.